Adegas Celme, los sueños hechos realidad.

De Pena Bicada, de Souto y Garabito los vinos de Adegas Celme

Si te digo que como apasionado del vino, inquieto, siempre buscando etiquetas para probar y conocer, yendo de degustación en degustación, entablando incluso una amistad con tu vinotequero/bodeguero de cabecera, podés patear el tablero e irte a otras tierras, y poner en marcha un hermoso proyecto vitivinícola que en poco tiempo pasa a ser un reconocido proyecto de esa tierra, que me dirías? Yo te digo Adegas Celme.

Eso pasa, así lo hicieron Jorge y Dori, ellos son ingenieros de formación pero hoy se dedican con pasión y gran esfuerzo a elaborar vino en Ribeiro, una de las denominaciones de origen más conocidas de Galicia y toda España.

Tuve el placer de conocerlos en el I Salón del Vino de la D.O. Ribeiro organizado por Guia Peñin, y realizado en Madrid.

Y acá, en esta historia puntual, no corren el arraigo, la cultura, ni las tradiciones o mandatos familiares, acá el puntapié inicial lo dio la pasión, esa pasión que a muchos nos envuelve, la pasión por el vino, el vino y todo lo que confluye alrededor de ese maravilloso mundo.

Así, Jorge y Dori, terminaron de la mano del enólogo Pablo Estévez, adquiriendo una pequeña bodega y 2 hectáreas de viñedos en las laderas del Río Miño, en Ribeiro. Comenzaron en 2016 y hoy Adegas Celme ya es reconocida a nivel regional y nacional.

Actualmente poseen tres etiquetas de vino seco en el marcado, dos blancas y una tinta, todas provienen de las uvas 100% autóctonas que poseen en sus dos fincas, y se rigen por el concepto de no sobre-intervenir el vino, para así dejar que se expresen el clima del año y el terroir.

Celme de Pena Bicada 2017. Un corte de Treixadura, Godello, Albariño y Loureira, con linda frescura y complejidad, todas las cepas aportan lo suyo en su justa medida, de buena persistencia en boca. De esos que piden otra copa.

Celme de Souto 2017. Un tinto elaborado con uvas Sousón y Brancellao, y mi gran, y grata, sorpresa. Tenía puesto en la cabeza el chip de Ribeiro = Blanco, y este tinto me encantó, muy fresco, con mucha fruta pero sin perder estructura, y un tanino aterciopelado que le queda genial, muy fácil de tomar, lo que lo hace difícil de guardar, pero pinta tener rosca para largo rato, y valdría la pena probarlo con el paso del tiempo para ver como evoluciona.

Celme Garabito 2017. La apuesta ganadora. Sabés que tenés uvas de calidad y un corte de blancas que camina, el desafío entonces está en buscar un poco más. En este caso el corte se constituye por Treixadura y Loureira, y el vino estuvo en contacto con sus lías durante 4 meses. El resultado? Un blanco que no pierde su frescura, gana muchísima complejidad, tanto en nariz como en boca, con sus notas frutales al frente, un poco más de volumen y un final prolongado. Para tomar ahora o para guardar? De mínima 1 botella para ahora y otra para guardar. Pero apurate porque sólo hay 600!

En conclusión, una hermosa historia de cómo un sueño, un deseo, envuelto en una pasión, se hace realidad. Felicidades Jorge y Dori!

Y SALUD por muchas más historias así!!!

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