Visita a Bodegas Recuero

Hace tiempo que vengo probando, descubriendo y disfrutando los vinos de Jesús Recuero, pero quedaba pendiente conocer su Bodega. El día llegó, y por eso hoy te cuento sobre mi visita a Bodegas Recuero.
El viaje partió desde Toledo y esta vez el destino fue Villanueva de Alcardete, municipio en el que se emplaza desde 1954 la bodega que levantó Francisco Recuero, abuelo de Jesús, para así sustituir aquella originaria datada de 1873.
Luego de un recorrido por el pueblo, en donde pudimos ver muchas de las bodegas que alberga, llegamos a nuestro destino.
Allí nos esperaba Jesús, con el entusiasmo propio de quien quiere mostrarte su lugar, su trabajo, y transmitirte su pasión por lo que hace.
Una bodega muy linda, que conserva detalles de “museo”, esos que te cuentan cómo se trabajaba la uva en tiempos pasados, en contraste con aquellas técnicas que actualmente se utilizan para procesar la uva de una forma más “ayornada”.
Así comenzó mi visita a Bodegas Recuero, parado sobre una balanza mientras Jesús me explicaba paso a paso, desde la llegada de la uva hasta el momento del embotellado.

Es filosofía de Jesús transmitir a través del vino, el suelo y la calidad de la fruta en su máxima expresión, siempre tratando de recuperar y poner en valor las variedades autóctonas.
Para ello, parte de un minucioso cuidado de la viña, pasando por prensados suaves, y jugando con distintos depósitos para la crianza de sus caldos.

Obviamente tras el paseo guiado por la bodega, nos quedaba algo por hacer, y claro, catar vinos.
Empezamos con algunas de las cosas que está trabajando actualmente, así que recorrimos unos cuantos tanques para ver cómo vienen los futuros vinos.
De esta manera comenzamos probando un corte de blancas de Sierra de Gata (Cáceres) de 2020 con crianza biológica.

Si, así empezamos…esa bodega es como el paraíso para el winelover.
Luego le siguió, un corte de tintas de viñas viejas de cuenca del 2020, un Pinot 2020, otro Pinot 2021 para contrastar evolución en los tanques, una Moravía 2020 y claro, probando la diferencia que te da sacar el vino de los tanques desde abajo o desde arriba.
Siempre es difícil terminar de entender o saber cómo va desarrollarse un vino probado de tanque cuando este ejercicio no es tan habitual. Pero conociendo un poco los vinos terminados, vas viendo para qué lado perfila cada muestra, y un poco te podés imaginar.

Luego como si estuviésemos en familia nos sentamos, más relajados aún, y fue el momento de probar distintas referencias ya embotelladas, mientras deliciosos platillos se desplegaban en la mesa.
Se descorcharon algunos viejos conocidos, y algunas novedades. Lo curioso, fue que de una de estas novedades se terminaron descorchando varias…no, muchas botellas porque estaba ideal para acompañar la tarde.
Así en esta visita a Bodegas Recuero pasaron por nuestras copas…
Calambur Verdoncho 2015.
Con todo el estilo Recuero, pensado desde el viñedo, con distintas pasadas para obtener el equilibrio entre la frescura y el volumen, criado en contacto con sus lías, alternando contenedores, y claro, sin sulfitos añadidos.
Calambur Moravia 2016.
Un viejo conocido del que te conté →aquí←.
Calambur Tinta Velasco 2018.
Este vino va a dar mucho de qué hablar, este vino lo tiene todo.
Un vino fresco y complejo, de principio a fin, que ha sabido descansar en distintos depósitos.
Lineal, directo pero jugoso, con fruta, con flor, una punta más vegetal y una acidez impecable.
Uno de esos que se acomoda para el que quiere beber un vino fácil y sin vueltas, y va a dejar un rato largo entretenido al curioso del vino.
Además, como nos tiene acostumbrados la línea Calambur, este vino fue concebido sin sulfitos añadidos.

Recuero Guarda Familiar 2012.
Un señor corte de tintas, que destaca en nariz por sus notas de frutas rojinegras, algo especiado y una punta más fresca.
En boca es elegante, armonioso, con buen volumen y estructura. Sin embargo no pierde vivacidad, no cae en lo típico, con la fruta siempre presente y largo final.
Terra Sigillata Vino Blanco 1998.
Allá por 1998 empezaba mi primer año de escuela secundaria en Buenos Aires.
Pero por estos lados del Atlántico estaban cosechando las uvas de este vino que 23 años después descorchamos en la bodega.
En corte de blancas, al estilo Recuero, algo de Malvar, algo de Chardonnay y algo más.
Increíblemente vivo, con acidez marcada, buen volumen, notas de frutas blancas y amarillas.
Un vino que lógicamente pide tiempo en copa y se va abriendo poco a poco, entregando un matiz muy amplio de aromas y sabores.
Terra Sigillata Tinto 1996.
Bueno, aquí yo estaba por el primario. Otro blend, en este caso de tintas.
Un vino que claramente habla del tiempo transcurrido, en donde las notas evolutivas dicen presente y que exige airear un buen tiempo para empezar a abrirse.
Luego empiezan a aflorar notas de fruta negra, mermelada, cuero y especias.
Sigilo Moravia Dulce 2018.
Con los dulces siempre me pasa lo mismo, los miro de reojo, los prejuzgo. Y casi siempre me terminan sorprendiendo, y aquí he encontrado uno de esos que hay que probar.
Es novedoso para mí, y no creo que sea habitual para muchos, beber un dulce de uvas Moravia.
Fruta en nariz, que te habla de un vino dulce, pero que a la vez tiene una punta mineral muy interesante.
En boca es sutil, con el azúcar que no empalaga, el cuerpo lógico pero una fluidez hermosa.
Como siempre el vino dulce merece un momento preciso, y este Sigilo lo va a acompañar de la mejor manera.
Mélangé Guarda de Familia Brut Nature.
El festival de la tarde, el “fresquito” con burbujas. El espumoso que debería ser el “hit” del verano.
Fruto de jugar con distintas bases de uva blanca, fiel a la filosofía Recuero, el resultado es un espumoso, marcado por notas cítricas, florales, acidez bien marcada, algo mineral y burbujas finas e inagotables.
Tremendo espumoso que no tiene nada que envidiar a los Cava, al punto que de este perdimos la cuenta, pero fueron muchas botellas las que descorchamos.

Bueno, hasta acá lo que fue mi visita a Bodegas Recuero, como siempre el agradecimiento a Raúl de Vinnac Wine -con quien deben hablar si quieren probar, tener o vender estos vinos-, y a Jesús y Agustín, por la buena onda y enorme hospitalidad.

Nos vemos en la próxima bodega.
Salud!